El sudor corre por las sienes mientras que el corazón late descontroladamente.
Largo y gris es el camino recorrido; sombras,
Danzan a su alrededor sin dar tregua a su fervor (corre raudo por el camino de la vida, agobiado).
La oscuridad es tal… las pupilas ya estallan.
La danza cesa… el corazón no para, la angustia de lo retorcido no decae…
Mientras, atormentado y de rodillas en el centro del abismo
El andante cae. ¡Aterrador es el repentino silencio!
Cuando la oscuridad parece ser la compañera, la consoladora, vuelven los danzantes con sus danzas retorcidas y
Escabrosas que atormentan al triste corredor, mostrándole todas las alevosías, con su característico fervor.
En el fondo… como en aquel umbral que lleva al cielo a los espíritus errantes,
Se encuentra el término de la danza y el comienzo de una vida gratificante.
La ilusión se desvanece, la danza le persigue; corre y no lo deja.
Las fuerzas faltan y el alimento escasea… a un costado,
Un vaso con lágrimas y un plato lleno de dudas en una bandeja.
De hoy, Esa es la merienda.
¡Risas y gritos saturan sus oídos!
¡Risas y aullidos resuenan en su mente!
¡Llanto y lagrimas hay en sus ojos idos!
¡Llanto y lagrimas, inundan su corazón carente!
La preocupación le invade y contamina todo.
Todo lo pudre y todo lo consume…