Los que por alguna razón leen

lunes, 28 de noviembre de 2011

Ruth María



Fueron los fuegos
De un marzo caluroso
Los que te atraparon
Con jadeos vaporosos.

Y me concebiste en tu vientre
Dándome calor y abrigo.
Cuidaste de mi suerte
Y me pariste con dolores y quejidos.

Fui desgarro de tu cuerpo:
Según tu, excelso regalo navideño.
Fui noches de desvelo permanente; un tormento,
No descansaste hasta verme grande y fuerte;
Parte de tu sueño.

Bebí de tu cuerpo la fortaleza de mi vientre
Y tú esencia de madre
Inculcaste en mi mente.
Me diste valores
Que aseguraron mi fuerte.
No descansas, siempre constante
Pides al cielo por mi cuerpo
Por mi espíritu y mi mentes.

Hoy doy gracias al cielo
De tenerte cerca
De oír tu voz clemente
De poder mirarte y decir: ¡Guillermina!
Y darme cuenta de que tu amor no termina.

Y aun que te llames Ruth María,
Se que de las madres
Siempre serás la mía.

Gracias Mamá.
Felicidades.
Y que cumplas muchos más.


Poema  dedicado a mi madre, con motivo de su cumpleaños, que  fue celebrado el día sábado.
Definitivamente este día no se le olvidará jamás.
Aclarar que Guillermina, es mi abuela materna, que goza de buena vida en la tercer cielo.  Ambas iguales a la vista de cualquiera.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Imágenes


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Hay imágenes que se quedan en la memoria.
Hoy no puedo olvidar tu rostro cubierto por la cortina de tu cabello.

Siento que me faltaría tiempo para contar
Mis secretos más ocultos, las atrocidades de mi mente.
Esas cosas que quisiera olvidar
Pero que mi hábitat se encarga, de mantenerlas latentes.

Y si, me gustaría tomar tu mano y caminar al infinito.
Disfrutar de la bulla de una lluvia de granitos
Y de esos ojos, que tanto me cuesta dejar de mirar.
Me gustaría contarte de esas noches
En que quise abrazarte y llevarte al jardín
A desahogar las penas, las ganas de vivir
Sin reproches
Recibir.
Quisiera entender ¿por que…? ¡Ah!

Y ahí aparases, con tu cara blanca en mi memoria
De chaqueta y manos en los bolsillos, ojos brillosos

Hay imágenes que se quedan en la memoria.
Me asaltan de repente.
Hoy ya no lucho, sólo las dejo transitar libremente
Y con ellas me sumerjo a los suburbios de mi mente.

lunes, 14 de noviembre de 2011

A veces paradoja. A veces consecuencia


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A veces te deseo lejos,
Pero me da miedo de que sea por siempre.
A veces no deseo tus ojos
Ni tu olor a mujer y a fruta silvestre.

Pero ahí estás:
Como plomo en mi conciencia.
Siendo cárcel y libertad
Siendo tortura y complacencia.

A veces paradoja
A veces consecuencia.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Humilde plebeyo

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La pienso en silencio
Y  a veces muero de ganas por escuchar su voz,
De conocer lo que piensa
Y saber lo que sale de su corazón.

Mas la distancia es evidente,
Somos de mundos diferentes.
Nuestras miradas se cruzaron un instante
Y bastó para que te alojaras en mi mente.

Desalojarte: extenuante proeza
Ignorarte: un imposible
No mirarte: una torpeza
Tocarte: ni intentarlo, aun que enloquezca.

Somos
De mundos incompatibles.
Yo humilde plebeyo
Usted: Duquesa inalcanzable
De placeres impredecibles.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Confusión


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Cierro mis ojos y veo como gira todo lo que hay en mi cabeza. Es excesivamente confuso.
No distingo el camino (ni el recorrido ni el por recorrer), sólo encuentro meros recuerdos de aquellos rumbos que deseché. Es todo lo que con claridad puedo ver.

Y grito en silencio desde lo más profundo y la gota imaginaria rueda por mi mejilla, cuando el gris de mis días pasa rápido en sentido contrario a las manecillas de un reloj que muestra el tiempo perdido.
Inevitablemente, como un fantasma apareces en ni mente. –Ven me gritas con desespero- Un anhelo disuelve tu imagen y aviva la nostalgia de no poder aferrarme a tu clamor seguro.
El tiempo transcurre de forma imprecisa y a otro reloj cuyo péndulo hace sonar las campanas del futuro intento aferrarme. Corro y no lo alcanzo. Agotado por la carrera interminable, veo que el piso desaparece y comienza mi caída en el oscuro espacio de mis pensamientos
El tobogán espira-lado por el que desciendo confirma mi mente retorcida. El eco de tu voz me compunge.
El eco de tu vos me compunge y se mezcla con voces conocidas, con el grito de la fosa que dejó la desintegración de mi diamante rojo.
Recuerdo tus ojos, llenos de cristalinas perlas.

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Cuantas veces he intentado escribir algo que no redunde en ti. No puedo. Prefiero mantener esos descendientes de mi mente en el frigorífico hermético, privados del calor del mundo.
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Sigo cayendo
En este foso profundo.
La salida no encuentro
Y te pienso en lo oculto.

Hoy en mi caída
Tiro un hilo, de la madeja del subconsciente
Enredando mi vida
Sin claridad de lo que se siente.

Sigo cayendo
Y mis ojos secos
Siguen llorando
Sin que se entere el mundo