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En los besos se explotan dos
de los cinco sentidos (olfato y gusto)
de los otros tres, dos se bloquean (la visión y
el sonido)
y uno se mitiga (el tacto).
Mientras más intenso el gusto,
más se desarrolla el olfato,
más se bloquean los oídos
y más se cierran los ojos.
El tacto comienza a manifestarse.
Es como una pequeña batalla
cuyo único fin es volar.
El comienzo de una guerra pasional.
Stgo.
24/01/2013