De seguro llorarías, si vieses como se fisura el pobre
esforzado con cada intento de ser feliz. Del horror esconderías tu rostro, al
ver como las arterias se hinchan y explotan. El pus que cae de cada aurícula
sería el recuerdo que no podrías sacar de tu mente.
Pero descuida, no tendrás el desagravio de ver, ni de saber
que todo eso sucede. No veras como se me seca la Horta ni como florecen mis
arterias subclavias.
Todo sucede en su justo momento y créeme que este no es el
momento de que mi maltratado diamante sufra una contracción muscular. Tampoco
es momento de que sepas que el aire me falta y en ocasiones mis pulmones no
funcionan y que esas válvulas pulmonares han desaparecido. – No tienes por que
saberlo –
No tienes por que enterarte de que cuando me aguanto el
deseo de tocarte, mis venas coronarias se hinchan y comprimen, cada uno de los
ventrículos de este corazón.
Lo importante es que estas, que si te pierdes de vista no es
por mucho. Aunque en ocasiones me gustaría que no te fueses nunca.
¿Qué importa que se me haga pasa el corazón?
¿Qué importa que drene un líquido verdoso por la cava
inferior?
Uf… estas son las consecuencias de ser un idiota.
Eso no lo sabes y no tienes por que saberlo – ¡Sólo quédate!
Por que el convencimiento de que estas cerca: me hará el más feliz de los
idiotas masoquistas.
Stgo 10/01/2012